sentir que

la cama se nos queda pequeña de tanto amor. Se me salen los pies de entre las sábanas pero me da igual, porque me atrapas con tus relámpagos, y tu cuerpo son arpegios tocados por los dedos más dulces del cosmos. No sé ni como no me resisto a acariciarte, si tu rostro es una sensación y tus besos mi epitafio. Nos quedamos despiertos, y creo que te oigo respirar. Aunque no sé si es mi corazón, por tenerte tan cerca. La clave de sol que dibuja tu ombligo concuerda con el pretérito perfecto simple de mi lengua y tus palabras, que me atraen, así como tus manos a mi cintura. Luego, la luna traerá la luz que hará mágico nuestro azar. Tus labios son piano y tu espalda, el pentagrama de la partitura de la pieza musical más maravillosa que han escuchado tus pupilas. Que me dicen forte, fortissimo. Y yo las respondo crescendo; entonces me miras y volvemos a hacer el amor.



Te quiero Álvaro.

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